Reinos élficos
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Reinos élficos
A continuación se mostrarán fragmentos de la descripción de los reinos élficos de Ulthuan contenidos en los Manuscritos de Nuth.
Eataine
Al ser el reino natal del actual Rey Fénix, Eataine (pronunciado Ayatain) es considerado como el primero entre los Reinos Élficos. Sin embargo, Eataine es simplemente la provincia interior de la gigantesca ciudad estado de Lothern. Sus tierras están salpicadas de viñedos, villas y mansiones de verano, donde se retiran las familias nobles de la ciudad. La ciudad es el verdadero centro de poder y es el origen de la prosperidad de Eataine. Es una de las maravillas del mundo conocido, y nadie que la haya visitado puede llegar a olvidarla jamás.
La primera cosa que puede ver un marinero que se acerque a Lothern es la Torre Resplandeciente, un gran faro lleno de miles de lámparas, situado en una isla rocosa en la entrada de las traicioneras aguas de los Estrechos de Lothern. Esta titánica fortaleza vigila las rutas a la Puerta Esmeralda, la principal ruta marítima a Lothern. Cualquier atacante que se aproxime a la Puerta Esmeralda quedará atrapado con facilidad en medio de un mortífero
fuego cruzado procedente de las grandes máquinas de guerra de la Torre Resplandeciente y las que se encuentran en la misma Puerta. La vista de esos enormes bastiones consigue que cualquiera que venga con malas intenciones se lo piense dos veces antes de atacar.
El mar interior
La zona conocida como el Mar Interior se encuentra dividida en el Mar de los Sueños oriental y el Mar Crepuscular occidental. Aquí las aguas se encuentran mágicamente quietas y en calma. Navíos mercantes de los Reinos Interiores van y vienen regularmente por estas apacibles aguas,
transportando caballos de Ellyrion y las mágicas mercancías de Saphery a Lothern y regresando cargados con mercancías procedentes de medio mundo. Muchos peregrinos embarcan para atravesar estos mares en ruta al Templo de Asuryan en el Mar de los Sueños y el de Isha la Madre Tierra en el Mar Crepuscular.
Una vez al año, las blancas y sagradas barcazas del Rey Fénix y la Reina Eterna surcan las aguas hacia sus respectivos templos. Estos ceremoniosos navíos son una visión sobrecogedora, cada uno de ellos esculpido del tronco de un único árbol de hierromadera. Cada barco se construye para la coronación del regente y a su muerte la transporta a la Isla de los Muertos para que al final pueda descansar con los demás ancestrales regentes de Ulthuan. Cuando las barcazas surcan las azules aguas nada disminuye su constante avance, ninguna brisa hincha sus velas ni ninguna mano gobierna su timón. Siguen las líneas de energía que discur ren por el Mar Interior hacia su destino. En épocas de grandes tribulaciones, las fantasmales siluetas de los Barcos Blancos pueden verse navegando por las aguas del Mar Interior.
Caledor
Caledor es un reino montañoso situado al oeste de Eataine, que se encuentra muy escasamente habitado. En los días antiguos, muchos de los Reyes Fénix de Ulthuan eran nativos de este lugar y el reino disfrutaba de un poder mucho más grande de lo que su escasa población podía dar a entender. La razón de esto puede resumirse en una sola palabra: dragones. Estas poderosas criaturas tenían sus guaridas bajo las resplandecientes cimas de las Montañas del Espinazo del Dragón. Abrigadas entre esas tierras altas, desoladas y volcánicas, se encuentran fértiles valles con caza lo suficientemente abundante como para satisfacer incluso al apetito de los dragones. Aquí, ya hace mucho tiempo, acudió Caledor Domadragones. Este poderoso mago sometió a los espantosos dragones a su voluntad, usando arreos encantados, fundidos en el fiero corazón del Yunque de Vaul. Sus descendientes le dieron el nombre de Caledor al reino en su honor.
En los valles cubiertos por la neblina se hallan diseminadas grandes fortalezas de granito y desde ellas los Príncipes Dragoneros de Caledor cabalgaban en las ígneas criaturas sobre los lúgubres volcanes. En combate no había nadie que pudiese resistírseles, ya que los Príncipes Dragoneros de Caledor eran temibles magos así como poderosos guerreros, y resultaba una temeridad el enfrentarse a sus monturas. Aunque los Príncipes Dragoneros eran poco numerosos la destrucción que eran capaces de causar, entonces como ahora, era incomparable y pocos osaban enfurecer al Reino de Caledor.
Ellyrion
Al norte de Caledor, bordeando el mar interior, se encuentra Ellyrion, el reino de los Señores de los Caballos. Tor Elyr es su única gran ciudad. Grandes manadas de caballos cabalgan ruidosamente por las extensas llanuras de Ellyrion. Se trata de una tierra de veranos agradables y suaves inviernos. Tocados por la magia benefactora y alimentados por los grandes pastos de la estepa, los corceles de Ellyrion son los más rápidos y nobles de las bestias de cuatro patas. Rápidos como el viento y leales hasta la muerte, son la montura perfecta para la nobleza élfica.
Los Señores de los Caballos de Ellyrion viven en armonía con sus monturas. Prefieren no romper el espíritu de sus monturas con un proceso de doma prolongado. En lugar de eso, los hechizan con magia y los caballos les obedecen voluntariamente. Lo Elfos recompensan esta lealtad con amabilidad. Persiguen a cualquier extraño que dañe a sus corceles y les castigan con la más absoluta severidad. Un conocido proverbio de Ulthuan dice: “Mejor maltratar al hermano de un Ellyriano que a su caballo”.
Avelorn
Al Noroeste de Ellyrion, cruzando el río Arduil, se encuentra el gran bosque de Avelorn, el más antiguo que hay en los reinos élficos. Sobre sus enmarañadas arboledas se encuentran antiquísimas maravillas y bajo sus aleros todavía caminan criaturas legendarias. La comunidad de Hombres Árbol más numerosa del mundo atiende sus indómitos jardines de robles y nogales. Las águilas gigantes anidan en las colinas encantadas, y los unicornios galopan por claros salpicados por los rayos del sol. Los elfos que aquí viven son de una casta extraña y visionaria, con más relación con los Elfos Silvanos de Athel Loren en el Viejo Mundo que la mayoría de los de Ulthuan. Siempre es verano en los claros encantados de Avelorn. Entre las frondosas ramas cantan y bailan los dorados vasallos de la Reina Eterna. La corte de la Reina Eterna se traslada por Avelorn de un lugar a otro como un gran carnaval, levantando tiendas de finas telas de innumerables colores dondequiera que se detenga. Durante el día, risas cristalinas resuenan a través del bosque mientras los elfos practican deporte. Por la noche, luces encantadas parpadean en la oscuridad, corriendo tras los cortesanos de la Reina Eterna e iluminando los festejos y los banquetes. Con su clima perfecto, los bosques llenos de libertad y los bellos y casi inmortales habitantes de Avelorn parece el tipo de paraíso terrenal con el que los hombres sólo pueden soñar.
Tiranoc
Tiranoc es el reino más occidental de Ulthuan. Una vez fue el más hermoso de las Tierras Élficas. Majestuosos picos cubiertos de nieve se elevaban sobre las extensas llanuras cubiertas de flores. Sus habitantes eran grandes marineros que colonizaron en gran medida la zona oriental del Nuevo Mundo. Las riquezas fluían desde esas colonias: oro para adornar las cúpulas de la ciudad, plata para forjar las carrocerías de sus carros, pieles para servir de ropajes invernales y hierbas medicinales para curar las enfermedades. Los aurigas de Tiranoc, famosos en toda la tierra por su pericia y osadía, corrían por las ciudades de mármol blanco. La gente era completamente feliz: disfrutaban de la paz y de las riquezas de su tierra. Pero esta época de felicidad iba a terminar.
En los aciagos días de la Secesión, cuando los Elfos Oscuros rompieron con la gente de Ulthuan, Tiranoc sufrió amargamente. Aunque eran parientes cercanos de aquellos que seguirían las sendas oscuras, las gentes de Tiranoc se mantuvieron leales a su herencia Élfica y pagaron un precio terrible. En el punto culminante de las Guerras de la Secesión, los Elfos Oscuros desataron energías mágicas formidables y los magos Altos Elfos respondieron con contrahechizos increíblemente poderosos. Todo el norte de Ulthuan quedó arrasado.
Saphery
Al Sur y al Este de Avelorn, en las costas del Mar de los Sueños, se encuentra Saphery, la Tierra de la Hechicería. El corazón de Saphery es la Torre de Hoeth, el templo del Dios de la Sabiduría. Es aquí donde se encuentra depositada la mayor cantidad de conocimiento mágico del mundo, acumulado durante siglos por los magos y sabios Altos Elfos que dedicaron sus vidas a la acumulación del saber sobre la magia. La Torre de Hoeth se eleva a gran altura sobre el bosque. Esta estructura de color blanco óseo tiene unos ochocientos metros de altura, un hito de la ingeniería sólo concebible mediante el uso de la magia. Fue construida hace unos veinte siglos, siguiendo las órdenes del Rey Fénix de la época, Bel-Korhadis, el Rey Sabio. La torre se eleva en un punto de intensa confluencia de líneas de energías mágicas camino del vórtice, hecho que le proporciona más fortaleza estructural que la que pueda tener cualquier otro tipo de edificación levantada a base de simple piedra y mortero.
La torre puede verse desde docenas de kilómetros de distancia, una afilada aguja que apunta hacia el cielo. Sus accesos se encuentran vigilados por un anillo de ilusiones y hechizos de confusión, para que únicamente aquellos que sean elegidos por los Señores del Saber de Hoeth sean capaces de encontrar el verdadero camino hacia la torre. Quienes buscan sabiduría en la torre la encuentran; los que buscan poder por simple ansia de poder nunca vuelven a ser vistos.
La Torre de Hoeth es también la morada de los Maestros de la Espada, guerreros ascetas que dedican sus vidas a la búsqueda del conocimiento y del aprendizaje cuidadoso del control de la violencia. Estudian meditación y artes marciales hasta que son capaces de llevar a cabo proezas sobrehumanas con las armas. Prefieren sobre cualquier otro tipo de arma la Gran Espada Élfica, una mortífera arma de unos 160 a 190cm de largo, de doble filo y afiladas hojas.
Las Islas
Las Islas del Norte sufrieron muchísimo durante las Guerras de la Secesión. En este territorio se desataron fuerzas mágicas cataclísmicas que sumergieron la tierra y quebraron la parte norte del continente. Las islas sobrevivientes están desoladas y resquebrajadas, arrasadas por el fuego y la muerte; son islas prácticamente sin vida. La vida que aún puede hallarse en ellas ha sido terriblemente transformada por los residuos y los flujos erráticos de la magia oscura dejada por la guerra. Terribles monstruos despertados de su sueño en las oscuras profundidades oceánicas por las tierras que se hundían, salen aún con frecuencia a la superficie ante estas costas en busca de nuevas presas.
Este reino perteneció una vez a los Elfos de Naggaroth, y éstos todavía intentan reconquistarlo. Los Elfos de Ulthuan poseen fortificaciones y torres de vigilancia en estas tierras desoladas para advertirles de cualquier invasión. Año a año se hace la guerra en este lugar. Algunas veces, las islas se encuentran en poder de los Oscuros, otras veces se encuentran en poder de los guerreros del Rey Fénix. Se trata verdaderamente de una tierra torturada permanentemente por la guerra.
Cracia
En sus días ancestrales, Cracia era una tierra relativamente salvaje, ocupada por aquellos que buscaban escapar de los reinos más civilizados y querían volver a la naturaleza. Ahora se encuentra en un estado de guerra permanente. Cracia es la principal ruta a través de la cual los Elfos Oscuros intentan penetrar en las Tierras Interiores. Las tropas Élficas marchan continuamente a través de esta región de camino a guerrear con los Elfos Oscuros. Con el transcurso de la guerra, estas regiones se han vuelto peligrosas. Las aisladas comunidades de las colinas cubiertas de árboles han sido fortificadas. Los habitantes locales son grandes cazadores y exploradores, veteranos en la guerra de guerrillas. Las montañas de Cracia son el hogar del temible León Blanco. Estas poderosas bestias merodean por la región en busca de presas vivas. Para contarse entre los verdaderos cazadores, un Elfo de Cracia debe cazar y matar a uno de ellos en combate singular con una sola mano. La bestia también cede su nombre a una de las unidades más legendarias en servicio con los Reyes de Ulthuan: los Leones Blancos, un selecto grupo de guerreros que guardan la persona del Rey Fénix.
Cothique
Cothique es un reino costero, habitado por gentes de mar astutas e intrépidas. Sus gráciles navíos surcan las turbulentas aguas del norte en busca de alimentos y comercio con tierras distantes. Esta es una zona muy peligrosa por la que navegar, ya que los mares contienen muchas criaturas monstruosas que fueron despertadas por el colapso del norte de Ulthuan hace muchos siglos: Krakens, Behemotes e incluso los espantosos Leviatanes Negros. Los marineros de Cothique buscan a estos monstruos en grandes cacerías marítimas, enfrentando su destreza y la velocidad de sus ligeros navíos con la fuerza bruta y la astucia animal. Las incursiones de los órdicos de más allá del Viejo Mundo caen también sobre Cothique, y los Elfos se han endurecido debido a siglos de confrontación con esos fieros humanos. Los pequeños puertos que se encuentran en la costa rocosa de Cothique albergan muchos navíos que sirven como barcos de guerra en tiempos de necesidad.
Yvresse
Yvresse es la tierra de las brumas. La mayor parte de Yvresse se encuentra situada a lo largo de las costas orientales de Ulthuan, pero el reino incluye también las islas del Océano Oriental. La tierra firme es una franja costera bordeada de densos bosques de coníferas. Profundos fiordos se adentran hacia el interior desde la costa. Los bosques se descuelgan por los valles sumergidos por las brumas justo hasta la línea del agua. Las colinas situadas al pie de las montañas Annulii se elevan progresivamente hacia los distantes picos que se elevan drásticamente entre las nubes. Esta es la zona más salvaje, más brumosa y menos habitada de Ulthuan. Al Este de tierra firme se encuentran las Islas Cambiantes. Esta es una zona rodeada de leyendas y siniestros rumores, en la que ancestrales hechizos de ilusión escudan las costas orientales de Ulthuan de cualquier intruso. Toda la zona se encuentra sumergida en bancos de espesa niebla.
Los Archivos de Hoeth
Eataine
Al ser el reino natal del actual Rey Fénix, Eataine (pronunciado Ayatain) es considerado como el primero entre los Reinos Élficos. Sin embargo, Eataine es simplemente la provincia interior de la gigantesca ciudad estado de Lothern. Sus tierras están salpicadas de viñedos, villas y mansiones de verano, donde se retiran las familias nobles de la ciudad. La ciudad es el verdadero centro de poder y es el origen de la prosperidad de Eataine. Es una de las maravillas del mundo conocido, y nadie que la haya visitado puede llegar a olvidarla jamás.
La primera cosa que puede ver un marinero que se acerque a Lothern es la Torre Resplandeciente, un gran faro lleno de miles de lámparas, situado en una isla rocosa en la entrada de las traicioneras aguas de los Estrechos de Lothern. Esta titánica fortaleza vigila las rutas a la Puerta Esmeralda, la principal ruta marítima a Lothern. Cualquier atacante que se aproxime a la Puerta Esmeralda quedará atrapado con facilidad en medio de un mortífero
fuego cruzado procedente de las grandes máquinas de guerra de la Torre Resplandeciente y las que se encuentran en la misma Puerta. La vista de esos enormes bastiones consigue que cualquiera que venga con malas intenciones se lo piense dos veces antes de atacar.
El mar interior
La zona conocida como el Mar Interior se encuentra dividida en el Mar de los Sueños oriental y el Mar Crepuscular occidental. Aquí las aguas se encuentran mágicamente quietas y en calma. Navíos mercantes de los Reinos Interiores van y vienen regularmente por estas apacibles aguas,
transportando caballos de Ellyrion y las mágicas mercancías de Saphery a Lothern y regresando cargados con mercancías procedentes de medio mundo. Muchos peregrinos embarcan para atravesar estos mares en ruta al Templo de Asuryan en el Mar de los Sueños y el de Isha la Madre Tierra en el Mar Crepuscular.
Una vez al año, las blancas y sagradas barcazas del Rey Fénix y la Reina Eterna surcan las aguas hacia sus respectivos templos. Estos ceremoniosos navíos son una visión sobrecogedora, cada uno de ellos esculpido del tronco de un único árbol de hierromadera. Cada barco se construye para la coronación del regente y a su muerte la transporta a la Isla de los Muertos para que al final pueda descansar con los demás ancestrales regentes de Ulthuan. Cuando las barcazas surcan las azules aguas nada disminuye su constante avance, ninguna brisa hincha sus velas ni ninguna mano gobierna su timón. Siguen las líneas de energía que discur ren por el Mar Interior hacia su destino. En épocas de grandes tribulaciones, las fantasmales siluetas de los Barcos Blancos pueden verse navegando por las aguas del Mar Interior.
Caledor
Caledor es un reino montañoso situado al oeste de Eataine, que se encuentra muy escasamente habitado. En los días antiguos, muchos de los Reyes Fénix de Ulthuan eran nativos de este lugar y el reino disfrutaba de un poder mucho más grande de lo que su escasa población podía dar a entender. La razón de esto puede resumirse en una sola palabra: dragones. Estas poderosas criaturas tenían sus guaridas bajo las resplandecientes cimas de las Montañas del Espinazo del Dragón. Abrigadas entre esas tierras altas, desoladas y volcánicas, se encuentran fértiles valles con caza lo suficientemente abundante como para satisfacer incluso al apetito de los dragones. Aquí, ya hace mucho tiempo, acudió Caledor Domadragones. Este poderoso mago sometió a los espantosos dragones a su voluntad, usando arreos encantados, fundidos en el fiero corazón del Yunque de Vaul. Sus descendientes le dieron el nombre de Caledor al reino en su honor.
En los valles cubiertos por la neblina se hallan diseminadas grandes fortalezas de granito y desde ellas los Príncipes Dragoneros de Caledor cabalgaban en las ígneas criaturas sobre los lúgubres volcanes. En combate no había nadie que pudiese resistírseles, ya que los Príncipes Dragoneros de Caledor eran temibles magos así como poderosos guerreros, y resultaba una temeridad el enfrentarse a sus monturas. Aunque los Príncipes Dragoneros eran poco numerosos la destrucción que eran capaces de causar, entonces como ahora, era incomparable y pocos osaban enfurecer al Reino de Caledor.
Ellyrion
Al norte de Caledor, bordeando el mar interior, se encuentra Ellyrion, el reino de los Señores de los Caballos. Tor Elyr es su única gran ciudad. Grandes manadas de caballos cabalgan ruidosamente por las extensas llanuras de Ellyrion. Se trata de una tierra de veranos agradables y suaves inviernos. Tocados por la magia benefactora y alimentados por los grandes pastos de la estepa, los corceles de Ellyrion son los más rápidos y nobles de las bestias de cuatro patas. Rápidos como el viento y leales hasta la muerte, son la montura perfecta para la nobleza élfica.
Los Señores de los Caballos de Ellyrion viven en armonía con sus monturas. Prefieren no romper el espíritu de sus monturas con un proceso de doma prolongado. En lugar de eso, los hechizan con magia y los caballos les obedecen voluntariamente. Lo Elfos recompensan esta lealtad con amabilidad. Persiguen a cualquier extraño que dañe a sus corceles y les castigan con la más absoluta severidad. Un conocido proverbio de Ulthuan dice: “Mejor maltratar al hermano de un Ellyriano que a su caballo”.
Avelorn
Al Noroeste de Ellyrion, cruzando el río Arduil, se encuentra el gran bosque de Avelorn, el más antiguo que hay en los reinos élficos. Sobre sus enmarañadas arboledas se encuentran antiquísimas maravillas y bajo sus aleros todavía caminan criaturas legendarias. La comunidad de Hombres Árbol más numerosa del mundo atiende sus indómitos jardines de robles y nogales. Las águilas gigantes anidan en las colinas encantadas, y los unicornios galopan por claros salpicados por los rayos del sol. Los elfos que aquí viven son de una casta extraña y visionaria, con más relación con los Elfos Silvanos de Athel Loren en el Viejo Mundo que la mayoría de los de Ulthuan. Siempre es verano en los claros encantados de Avelorn. Entre las frondosas ramas cantan y bailan los dorados vasallos de la Reina Eterna. La corte de la Reina Eterna se traslada por Avelorn de un lugar a otro como un gran carnaval, levantando tiendas de finas telas de innumerables colores dondequiera que se detenga. Durante el día, risas cristalinas resuenan a través del bosque mientras los elfos practican deporte. Por la noche, luces encantadas parpadean en la oscuridad, corriendo tras los cortesanos de la Reina Eterna e iluminando los festejos y los banquetes. Con su clima perfecto, los bosques llenos de libertad y los bellos y casi inmortales habitantes de Avelorn parece el tipo de paraíso terrenal con el que los hombres sólo pueden soñar.
Tiranoc
Tiranoc es el reino más occidental de Ulthuan. Una vez fue el más hermoso de las Tierras Élficas. Majestuosos picos cubiertos de nieve se elevaban sobre las extensas llanuras cubiertas de flores. Sus habitantes eran grandes marineros que colonizaron en gran medida la zona oriental del Nuevo Mundo. Las riquezas fluían desde esas colonias: oro para adornar las cúpulas de la ciudad, plata para forjar las carrocerías de sus carros, pieles para servir de ropajes invernales y hierbas medicinales para curar las enfermedades. Los aurigas de Tiranoc, famosos en toda la tierra por su pericia y osadía, corrían por las ciudades de mármol blanco. La gente era completamente feliz: disfrutaban de la paz y de las riquezas de su tierra. Pero esta época de felicidad iba a terminar.
En los aciagos días de la Secesión, cuando los Elfos Oscuros rompieron con la gente de Ulthuan, Tiranoc sufrió amargamente. Aunque eran parientes cercanos de aquellos que seguirían las sendas oscuras, las gentes de Tiranoc se mantuvieron leales a su herencia Élfica y pagaron un precio terrible. En el punto culminante de las Guerras de la Secesión, los Elfos Oscuros desataron energías mágicas formidables y los magos Altos Elfos respondieron con contrahechizos increíblemente poderosos. Todo el norte de Ulthuan quedó arrasado.
Saphery
Al Sur y al Este de Avelorn, en las costas del Mar de los Sueños, se encuentra Saphery, la Tierra de la Hechicería. El corazón de Saphery es la Torre de Hoeth, el templo del Dios de la Sabiduría. Es aquí donde se encuentra depositada la mayor cantidad de conocimiento mágico del mundo, acumulado durante siglos por los magos y sabios Altos Elfos que dedicaron sus vidas a la acumulación del saber sobre la magia. La Torre de Hoeth se eleva a gran altura sobre el bosque. Esta estructura de color blanco óseo tiene unos ochocientos metros de altura, un hito de la ingeniería sólo concebible mediante el uso de la magia. Fue construida hace unos veinte siglos, siguiendo las órdenes del Rey Fénix de la época, Bel-Korhadis, el Rey Sabio. La torre se eleva en un punto de intensa confluencia de líneas de energías mágicas camino del vórtice, hecho que le proporciona más fortaleza estructural que la que pueda tener cualquier otro tipo de edificación levantada a base de simple piedra y mortero.
La torre puede verse desde docenas de kilómetros de distancia, una afilada aguja que apunta hacia el cielo. Sus accesos se encuentran vigilados por un anillo de ilusiones y hechizos de confusión, para que únicamente aquellos que sean elegidos por los Señores del Saber de Hoeth sean capaces de encontrar el verdadero camino hacia la torre. Quienes buscan sabiduría en la torre la encuentran; los que buscan poder por simple ansia de poder nunca vuelven a ser vistos.
La Torre de Hoeth es también la morada de los Maestros de la Espada, guerreros ascetas que dedican sus vidas a la búsqueda del conocimiento y del aprendizaje cuidadoso del control de la violencia. Estudian meditación y artes marciales hasta que son capaces de llevar a cabo proezas sobrehumanas con las armas. Prefieren sobre cualquier otro tipo de arma la Gran Espada Élfica, una mortífera arma de unos 160 a 190cm de largo, de doble filo y afiladas hojas.
Las Islas
Las Islas del Norte sufrieron muchísimo durante las Guerras de la Secesión. En este territorio se desataron fuerzas mágicas cataclísmicas que sumergieron la tierra y quebraron la parte norte del continente. Las islas sobrevivientes están desoladas y resquebrajadas, arrasadas por el fuego y la muerte; son islas prácticamente sin vida. La vida que aún puede hallarse en ellas ha sido terriblemente transformada por los residuos y los flujos erráticos de la magia oscura dejada por la guerra. Terribles monstruos despertados de su sueño en las oscuras profundidades oceánicas por las tierras que se hundían, salen aún con frecuencia a la superficie ante estas costas en busca de nuevas presas.
Este reino perteneció una vez a los Elfos de Naggaroth, y éstos todavía intentan reconquistarlo. Los Elfos de Ulthuan poseen fortificaciones y torres de vigilancia en estas tierras desoladas para advertirles de cualquier invasión. Año a año se hace la guerra en este lugar. Algunas veces, las islas se encuentran en poder de los Oscuros, otras veces se encuentran en poder de los guerreros del Rey Fénix. Se trata verdaderamente de una tierra torturada permanentemente por la guerra.
Cracia
En sus días ancestrales, Cracia era una tierra relativamente salvaje, ocupada por aquellos que buscaban escapar de los reinos más civilizados y querían volver a la naturaleza. Ahora se encuentra en un estado de guerra permanente. Cracia es la principal ruta a través de la cual los Elfos Oscuros intentan penetrar en las Tierras Interiores. Las tropas Élficas marchan continuamente a través de esta región de camino a guerrear con los Elfos Oscuros. Con el transcurso de la guerra, estas regiones se han vuelto peligrosas. Las aisladas comunidades de las colinas cubiertas de árboles han sido fortificadas. Los habitantes locales son grandes cazadores y exploradores, veteranos en la guerra de guerrillas. Las montañas de Cracia son el hogar del temible León Blanco. Estas poderosas bestias merodean por la región en busca de presas vivas. Para contarse entre los verdaderos cazadores, un Elfo de Cracia debe cazar y matar a uno de ellos en combate singular con una sola mano. La bestia también cede su nombre a una de las unidades más legendarias en servicio con los Reyes de Ulthuan: los Leones Blancos, un selecto grupo de guerreros que guardan la persona del Rey Fénix.
Cothique
Cothique es un reino costero, habitado por gentes de mar astutas e intrépidas. Sus gráciles navíos surcan las turbulentas aguas del norte en busca de alimentos y comercio con tierras distantes. Esta es una zona muy peligrosa por la que navegar, ya que los mares contienen muchas criaturas monstruosas que fueron despertadas por el colapso del norte de Ulthuan hace muchos siglos: Krakens, Behemotes e incluso los espantosos Leviatanes Negros. Los marineros de Cothique buscan a estos monstruos en grandes cacerías marítimas, enfrentando su destreza y la velocidad de sus ligeros navíos con la fuerza bruta y la astucia animal. Las incursiones de los órdicos de más allá del Viejo Mundo caen también sobre Cothique, y los Elfos se han endurecido debido a siglos de confrontación con esos fieros humanos. Los pequeños puertos que se encuentran en la costa rocosa de Cothique albergan muchos navíos que sirven como barcos de guerra en tiempos de necesidad.
Yvresse
Yvresse es la tierra de las brumas. La mayor parte de Yvresse se encuentra situada a lo largo de las costas orientales de Ulthuan, pero el reino incluye también las islas del Océano Oriental. La tierra firme es una franja costera bordeada de densos bosques de coníferas. Profundos fiordos se adentran hacia el interior desde la costa. Los bosques se descuelgan por los valles sumergidos por las brumas justo hasta la línea del agua. Las colinas situadas al pie de las montañas Annulii se elevan progresivamente hacia los distantes picos que se elevan drásticamente entre las nubes. Esta es la zona más salvaje, más brumosa y menos habitada de Ulthuan. Al Este de tierra firme se encuentran las Islas Cambiantes. Esta es una zona rodeada de leyendas y siniestros rumores, en la que ancestrales hechizos de ilusión escudan las costas orientales de Ulthuan de cualquier intruso. Toda la zona se encuentra sumergida en bancos de espesa niebla.
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